miércoles, 27 de febrero de 2013

Causantes de peleas en el matrimonio


Esto mismo suele pasar en nuestras parejas.

Hay momentos, en que sentimos que las situaciones, las peleas nos desbordan y así es como entramos en guerra esquivando los flechazos causados por las palabras.
En nuestras parejas existen cosas "extranjeros" que, si deciden quedarse a vivir dentro de nuestra relación, terminarán generando una fortaleza difícil de derribar.
Estas son algunas de ellas:

  • Acumular quejas.
Generalmente, las mujeres solemos dejar pasar por alto las situaciones que nos molestan, preferimos callar o tolerar para no generar un conflicto. Sin embargo, si no hablamos a tiempo, ese silencio guardado por años, terminará enfermándonos física y emocionalmente.
Un día, la mujer que ha tolerado "todo" comenzará a pasarle factura por todo lo que fue acumulando: "no estás con los chicos cuando hacen la tarea", "me dejas poca plata", "llegas tarde y anda a saber con quién estabas", "nunca estás cuando te necesito"… reclamos frente a los cuales, el hombre se defenderá diciendo: "todo el día me estás exigiendo cosas", "vengo de trabajar cansado, quiero descansar un poco y sólo me decís todos los problemas", "todo el día me estás pidiendo y pidiendo y pidiendo…" ella reclama, él se justifica o al revés.
Hasta que llega un momento, en que nos damos cuenta que la situación no da para más, o que las cosas están cada vez más complicadas. Todo se hace repetitivo e hiriente. La comunicación es cada vez más silenciosa y como los acuerdos no llegan, no se hablan por días o semanas, y se comunican por gestos o señas, tratándose mutuamente, mal. Quieren  resolver pero no saben cómo…

  • La crítica.

Se dicen: "mirá como estás, siempre igual, no cambias más", "todos los días haces lo mismo para comer", "estás nerviosa por todo", "mirá como te vestiste". Mujeres que viven bajo la crítica de su pareja sin poder reaccionar.

  • Estar a la defensiva.

Cuando uno de los dos hace un reclamo, el otro está a la defensiva. En vez de obtener una respuesta amable, las contestaciones son una queja constante. Mujeres que dicen:"vos me reclamas a mi, pero… ¿a mi cuando me toca?"
Ambos tienen la necesidad de tener la razón; la mayoría de las discusiones son para ver quién de los dos gana.

  • Desprecio.

Uno al otro se dicen: "yo no quiero vivir más con vos, la verdad es que perdí los mejores años de mi juventud a tu lado, no vale la pena seguir hablando".

  • La actitud evasiva.

Mujeres que suelen decir: "Ahora, no hablamos, más tarde sí", "ahora estoy cansada, no tengo ganas de hablar". Mujeres que, todo el tiempo evaden el tener que enfrentarse con el otro, olvidando que el otro, no es su enemigo, sino su par.

Todas estas actitudes mencionadas desgastan no sólo a la mujer, sino a la vida de la pareja. El hecho es, que al no estar conforme con nosotras mismas, estaremos mal con todos los que nos rodean. 
La realidad es que no somos complicadas, sólo que nuestro mal humor, la queja, el cansancio, un rostro triste, se debe a que el rol que estamos desempeñando no era el que habíamos soñado para nuestra vida. Las mujeres tenemos el síndrome de la abnegación, vivimos postergándonos por los demás, dejando los propios intereses y deseos por los hijos, por la casa, por el esposo, por el trabajo, por todo y por todos. Cuidamos de todos menos de nosotras mismas.

Si vos estás bien, todo lo que te rodea estará bien.

Y en la mayoría de los casos, en lo que se refiere a la vida de pareja, muchas mujeres prefieren no hablar, creyendo que si lo hacen arruinarán su matrimonio.
Así es como acumulan dolor, bronca, enojo, tristeza; dejan de  cuidarse, se postergan una y otra vez, olvidando que todo aquello que no fue resuelto de raíz y se guardó, será motivo de una situación aún más frustrante.
El secreto no está en llevarse perfecto sino en la actitud que tomás cuando aparece el conflicto. Cada día, elegí ser la mejor versión de vos misma, una mujer sonriente, optimista, con fe, y creyéndole a Dios que él está en control, avanzá frente a las dificultades. Jugate por vos. Lo que siembres cosecharás. 

 Si siembras paz, cariño, buen humor, eso mismo recibirás.
  
Trabajemos en nuestro interior para ser mujeres independientes. Esto no significa que hago lo que quiero, que no respeto al otro, sino que tengo que tener una independencia y una seguridad interior tal, que ambas me permitan caminar en paz por la vida. Al hacerlo, podrás relacionarte con tu pareja y con los demás, de la mejor manera y de la forma más sana.

Cuando seas feliz con vos misma, en tu vida personal, lo serás en tu vida de pareja.

El matrimonio tiene como objetivo llegar juntos y trabajar unidos por un proyecto de vida, por algo en común. La familia es un equipo, donde ambos necesitan aprender a tirar juntos hacia un mismo lugar. Además de tus objetivos propios, ¡encuentren metas y sueños en común!
Querida mujer, aunque haya problemas, sonreír más seguido. Recordá  que Dios es más grande y poderoso que cualquier problema que se levante. Es tiempo de dejar el rol de mujer cien por ciento maternal, de estar en ese rol a toda hora. Tu esposo se casó con vos porque te ama como esposa, no como mamá.

Muchos padres se cuidan de no darse besos y de decirse palabras cariñosas frente a los chicos por temor a que los vean, sin embargo, es bueno que ellos vean que sus padres se aman; ese, es el modelo de familia que les estás brindando.
Todos nuestros problemas tienen solución y respuesta si le aplicamos fe y una firme decisión de cambiar.

De todo lo que viviste, guardá lo mejor. No te des por vencida, cree en vos y en el hombre que elegiste.

Si te gusta cocinar todos los días para tu familia, y lo haces por propia decisión, y te sentís feliz, hacelo. ¡Se una mujer libre!. Una mujer es libre cuando lo que hace es por decisión y no por imposición. Y recordá que cada vez que una mujer decide por sí misma, está siendo libre. 


Tomado de Mujeres con Mayúsculas - Ana Castets


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